Temporada 1987-1988. El Espanyol, tras una gran campaña
anterior, es equipo UEFA –actual Europa League-. Por aquél entonces, dicha
competición gozaba de un reconocimiento y un nivel equiparable a la Champions
League actual. Y es que, en esas fechas, a la Copa de Campeones tan solo
acudían los ganadores ligueros, hecho que permitía ver una UEFA mucho más
atractiva. Entrenado por Javier Celemente, el conjunto blanquiazul se presentó
en el torneo continental a verlas venir, disfrutar de la experiencia y llegar
hasta donde pudiera. Y, tras conocerse el primer rival, parecía que los chicos
del de Barakaldo tendrían una corta aventura. El temido Borussia
Mönchengladbach esperaba en Alemania, pero para sorpresa de muchos el cuadro
perico se impuso 0-1.
Cinco rondas después, el Espanyol se despidió del torneo
continental, también en Alemania, pero de un modo muy diferente al que lo había
empezado. Los blanquiazules cayeron por 3-0 ante el Leverkusen, igualando el
equipo de la aspirina la ventaja visitante de la ida. Sin goles en la prórroga,
nuestro protagonista no pudo ser el héroe de la final y los espanyolistas
regresaron a Barcelona con las manos vacías. Pero esa competición ha quedado en
la historia del club blanquiazul, así como todos los integrantes de esa
plantilla que hicieron soñar a toda la masa social perica. Uno de ellos era el
portero, Tommy N’kono.
El ídolo de Buffon
El pasado 4 de mayo se cumplieron 25 años de esa final,
motivo más que suficiente para homenajear a ese equipo. Desde aquí lo haremos
al futbolista que nos incumbe, el portero de ese gran conjunto: N’kono.
Camerunés que llegó al Espanyol tras realizar una gran actuación en el Mundial
’82, pronto se convirtió en uno de los ídolos de la afición blanquiazul. Su
característica principal era que jugaba con pantalones largos, y que era capaz
de lo mejor y de lo peor. Estuvo ocho años defendiendo los colores del conjunto
catalán, firmando sus mejores apariciones en la citada Copa de la UEFA.
El africano fue clave para la buena marcha del Espanyol en
el torneo, sobre todo en las eliminatorias ante Milan e Inter. Sus grandes
actuaciones ante ambos cuadros italianos desquiciaron a los transalpinos y
permitieron seguir adelante a su equipo; además, le valieron para que desde
Italia se le pasara a conocer como el
ángel negro.
Pero hay otro gran dato referente a la gran trayectoria de
N’kono, y es que gracias a sus buenas actuaciones actualmente estamos
disfrutando de uno de los grandes porteros de la historia: Gianluiggi Buffon.
El gran papel del meta en el Mundial 82 impresionó tanto al italiano que
decidió abandonar el centro del campo para ponerse los guantes y empezar a
escribir su historia. Más de 30 años después, el ídolo ha pasado a idolatrar,
la relación entre ambos es muy buena e incluso Buffon acudió al homenaje que se
le realizó a N’kono en Camerún.
Instinto felino
Personalmente, no vi jugar a N’kono, pero tengo muchas
referencias de él: era el ídolo de mi padre, que no se cansaba de repetirme el
enorme parecido que Kameni tiene con él. Incluso me llegó a confesar que,
cada vez que veía al actual cancerbero del Málaga, era como retroceder varios
años atrás y volver a ver a su ídolo, ese que estuvo a un solo paso de ganar la
Copa de la UEFA con el Espanyol.
Con este parecido se ha dicho todo: solo hace falta observar
a Kameni para ver reflejado en él al ángel
negro. Con unos reflejos felinos, sacaba lo más complicado y en ocasiones
no podía con lo más sencillo. Un portero de los míos, vamos.
Actualmente, N’kono lleva desde el 2003 siendo el entrenador
de porteros del Espanyol; desde entonces, raro es no ver a un meta de nivel en
la portería blanquiazul. Con él han crecido el propio Kameni, Gorka Iraizoz, Kiko
Casilla y Cristian Álvarez, del que las malas lenguas dicen que no sabía tirarse
al llegar al club catalán. N’kono, una vida ligada al club blanquiazul.
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